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elsaltodelarana

sístole y diástole

Sístole y Diástole 


Se dilata 
Se infla 
Se llena 
Como henchida de velas 
Nubes blancas que vagan 

La diástole 

Se llena como una gran luna 
Sube la marea 
Cubre el agua el muelle 
Las nubes blancas se acercan 
Y empapan de rocío 
Las altas copas 

Y gotean durante todo el día 
Las hojas en la profundidad 
De verdes y de bosque 

Y un chorro diáfano 
Se alimenta de cristales 
Que nutren la tierra 
En un sístole 
Que derrama en cada pulsación 
la corriente en un “incrementum” 

Que baja de la nubes 
Que viene de las cumbres 
Que llega de más allá 
De allende de los mares 

Con el viento marero 
Que sopla al interior en las tardes arreboladas 
Y cubren las montañas 
Y oscurecen el resplandor crepuscular 


“Viene la niebla” 
Comenta cubriéndose con el poncho 
Ella baja silenciosa 
Calladita y empapando 
Caliginosa y cubriendo 
Con un manto de veste vaho 
La noche 

Las estrellas 
Que brillaban alegres 
Con plateada luz 
Se apagan 

Y se hizo el silencio 
El de los grillos 
Que con su jolgorio 
Alegraban la oscura noche 
El de los habitantes del bosque 
Y de aves, de chuchos, de insectos 

Y el autillo 
De grandes ojos 
Miraba acucioso 
El movimientos cauto 
De su presa 

En las tejas de la vieja casa 
Se ha acumulado el musgo 
Y de allí las gotitas 
Saltan al vacío 
Cayendo de una en una 
Y de otra en otra 
En pausada cadencia 
Volviéndose a juntar todas 
En el charco 
Abajo en el adoquinado piso 




Y la cuesta 
Llena de bosque 
Se consustancia con el cielo 
Todo blanco todo leche 
Todo frío y humedad 

El viejo se entumece 
Y en un arrecirse tembloroso 
Corre conde crepita 
En un rojizo cantar 
De chispas restallantes 
El hogar 

Y baja el hilillo 
Entre peñas, rocas, monte y tierra 
Y el fango se impregna en las botas 

Un salto 
Un pequeño salto 
De espuma blanca 
Los azahares del mar 
Nacen entre las rocas 
Son las primeras espumas 
Que empiezan a rodar 

Son varios días 
De comunión y abrazo 
La claridad y oscuridad 
En un solo latido 
Continua el frío 

Y el rocío que es el hálito 
Que viene del cielo 
está quieto, estático 
Exprimiéndose 
Como una gran esponja 
Que deja en una exhalación 
El efluvio invernal 


El viejo 
Tiene fría la nariz y mojada 
Los surcos entre los ojos 
Se marcan adustamente 
Él envuelto en su poncho 
En la cobija 
En la soledad 

Las vacas no salen del corral 
Y solo quieren cocear 
Leche aguada 
Los chivitos balan 
Parecen angustiados 
El perro está echado 
Solo duerme 
Y el sabido gato 
No baja de la estufa 
Cerca su pelo y piel 
De la danzante llama 
Que oscila entre los leñosos 
Maderos 

En el techo de láminas 
Se oye un golpear 
Son gotas 
Que caen 
Empujadas por la brisa 
Que empieza a soplar 
A meterse entre las rendijas 
Y a calar 

El ulular es el abrazo 
Del viento 
Con las paredes de la casa 
Se ciñe a los muros 
En un frío enlace 
Estrechando y rodeándolos 
Emitiendo un triste cantar 
Silbante y lloroso 
Es el quejido de una oscura noche 

El tin tin, el tan tan 
El ulular, la brisa 
El vaho, el gotear 
El rocío, la lluvia 
El despertar 

El sol se asoma 
Cubriendo las sombras 
Inventando colores nuevos 
De oro y plata 
En el envés de las hojas 

Y reverdece el bosque 
La tierra mojada huele aún 
A torta de barro 
Los pétalos de las flores 
Explotan en mil colores 
El rojo, el azul, el amarillo 
El naranja, el carmín, irisación 
Todas las flores cantan a la luz 

El perro corre entre ellas 
El gato todavía en el fogón 
Desespereza sus miembros 
Y con sus abiertos luceros 
Da un salto para empezar a maullar 

El viejo palpita de nuevo 
En trémulo caminar 
Sus manos curtidas 
Empiezan a trabajar 

La nívea cabra 
Se entibia al sol 
Le leche, el queso 
La caña , el ron 



Palpita el día 
El trabajo la acción 
El pulso de la vida 
Continua la jornada 
El diario quehacer 

El viejo divaga 
Entre la montaña y el bosque 
Piensa 
Dialoga con la brisa 
Escucha a las hojas 
A los cantos del día 

Ordeña, lava, cava 
Acaricia a su amigo 
De años y costumbre 
Mueve el la cola 
Y su frío hocico 
Lo recuesta entre sus piernas 

Una palmada y palabras 
El otro maúlla envidioso 
Ronronea con la caricia 

Olor a café 
A tabaco 
A humedad 
La casa de tejas 
Y el silencio se rompe 
El mugido, el ladrido 
El relincho 
Los pájaros y el recuerdo 

La soledad acompaña al viejo 
Que piensa en los suyos 
En el tiempo, en algún lugar 
Muy lejos 
Él no se fue se quedó 
Es este su hogar 

Las cenizas de la vieja 
Brotan en la cuesta 
Con las florecillas de mayo 
Cuando inicia la primavera 


Manto de flores silvestres 
Una alfombra de color 
Un tapiz que cambia 
Con el ciclo de la estación 

Compañera de muchos años 
De una larga juventud 
Se fue un día al cielo 
A descansar de la brega diaria 
De la fajina del trajín 

Adiós compañera amiga 
Quedo yo en la lucha 
De este diario vivir 
Un día ya no muy lejano 
Muy pronto, dejo de existir. 

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