Blogia
elsaltodelarana

El Musiù/

El Musiu
(1910)

Ho bisogno
di una mano
Sulla mia spalla
Ma come facho
da solo ?
Mario Bresassn ( Borablu)


El mar de fondo hizo de las suyas, y el barco encalló en la orilla. Una enorme grieta se hizo notar desde la borda hasta debajo de la superficie. La embarcación empezó a hacer agua. La tripulación corre contra el tiempo, contra los duros corales, que son cortantes como cuchillas. Están tratando de salvar lo más posible, y van depositando lo que se puede en la arena, a la orilla de la playa. Un caos de objetos, cajas por doquier, todo se va llenando de mercancía.
Una fuerte lluvia acompaña a los marineros en la descarga, faros del barco alumbran la costa, solo es un haz de luz, las olas agitan la popa, el barco no se despega, esta atrapado y casi a punto de partirse en dos, ocasionando así, un nuevo peligro para los pobres tripulantes que trabajan contra los elementos y el tiempo.
La negra orilla es como la boca de un lobo, y no se distingue el horizonte, ni remotamente la espuma blanca de las olas, solo se vislumbran sombras cuando el haz de luz se proyecta y escruta el negro mar y la oscura orilla, marcando una nota como el de un siniestro misterio.

Nunca se imaginaron que serían arrastrados por un mar de fondo. Ocurrió de repente, sin aviso. Unas enormes olas empezaron a mover la embarcación logrando arrancarla de su apoyo, arrastrándola y haciéndola naufragar. Momentos antes se mostraba el paisaje como el de una acuarela; con el blanco matizando las olas y coronando de espuma la orilla, y la arena que brilla reluciente, como las lejanas nubes y la suave brisa que mece las palmeras, ondulándolas suavemente, como el caminar de mujer.

Los haces de las linternas y de las lámparas de queroseno, alumbran con tenue luz la orilla, allí los hombres caminan de un sitio a otro, se notan preocupados, no se dan abasto con los enseres.

La gente del pueblo, no se había enterado . Nadie se dio cuenta de lo ocurrido. La fuerte lluvia de la noche anterior impidió que la gente se informara de los acontecido en esa noche larga, negra y tenebrosa, llena de olas enormes no fue sino en la mañana en cuanto despertaron y vieron a lo lejos la algarabía de la tripulación que todavía hacia maromas para poder salvar algunas cosas que restaban del barco.
Allí todos corrieron para averiguar lo acontecido y tratar de ayudar a los marineros.
En ese amanecer, todavía el barullo reinaba, el agua se iba tragando al barco, y como un pulpo gigante lo anegaba. Brazos de agua en la cubierta en cada vaivén de olas.
El barco se partía en dos, un gemido de hierros rotos brotaba del mar acompañando con su eco al de las olas, los tripulantes entendieron el peligro y se quedaron todos en la orilla junto con la gente del pueblo a ver el espectáculo. Se partía con el oleaje, y la parte de la popa se iba con la resaca, hundiéndose, dejando ver solamente las torres en donde se divisaba la antena.
Parte de la proa quedó en la arena, entre los peñascos y la muralla de coral. Se veía como una ballena moribunda, de las que quedan en la orilla después de un pensamiento de muerte, y a merced de aves y perros, muriendo, bajo los rayos del sol
Los curiosos; los precoces niños que brincan entre las cajas y miran extrañados a los hombres de piel roja como un tomate, que trabajan tratando de limpiar, atando, desatando, acomodando e inventariando lo que lograron salvar de la inundación, daban voces y alaridos, órdenes y gritos, que iban con el viento aquí y allá, todo un pandemonium, miraban con interés.
Las gentes del pueblo inmediatamente se pusieron a la orden de los tripulantes y el capitán.
Varios marinos se fueron, dejando al cuidado de los bultos a unos pocos hombres.
Los hombres de guardia, hicieron de inmediato un campamento y se quedaron a vivir allí en la orilla de la playa.
Inmediatamente empezaron a hacer amigos, los nativos de estas tierras, son hombres y mujeres pacíficos y gentiles, entablaron una amistad rápidamente con estos musiues de piel roja, que han venido desde muy lejos, desde otras tierras, allende en el mar, hablando un idioma diferente.

La soledad acompaña a los hombres, en el día el sol es implacable, las cajas se llevan a un galpón quedando la costa completamente limpia y los hombres, empiezan acomodarse en la tierra, esperando y añorando con sus recuerdos los momentos del pasado.....

Chiquillos y mujeres caminan entre los hombres, unos venden mercancías, otros tratan de entablar conversación y así, entre el mar y la arena se logra escuchar un parlamento, son dos personas que hablan entre sí....
----------------------------


El italiano a la mujer en al orilla de la playa. El mar con su vaivén, un día hialino y muy hermoso. No se ven nubes, el azul es inmenso y se consustancia en el horizonte con el mar.

Italiano: Come sei bella negrida
Negrita: ¡Ujumh.!
Italiano: ¡Guarda la negrida!
Negrita: ¿Guarda qué ?.¡Respete!,¡ a mi no me guarda nadie!¡Usted tá loco!
Italiano: ¡Vieni cua!.
Negrita : ¿Cómo que cuá?, ¿Usted ahora es pato?.
Italiano: ¿Perque parli cosi?¡vieni, vieni cui!
Negrita: ¡Cosí, cosa, cua, cui, es pato, es ave, no se entiende na, no se pone Ud. de acuerdo!
Italiano: ¡Ma che cosa dice!
Negrita: ¡ Mire señor, aprenda hablar y luego hablaremos!( Y se aleja )
Italiano: ¡Ma negrida!, ¡aspeta!, ¡Ma che!......

Un rumor de la olas del mar en el anochecer, una luna muy grande se asoma en el horizonte, como saliendo del agua, y un haz de luz se reflejan el agua, es un camino de plata que llega a la orilla.

Al amanecer, la brisa bailotea las hojas de las palmas que muestran su fruto orgullosas, las ubérrimas palmeras dan sus exquisitos frutos calmando la sed y el hambre a los orgullosos aventureros.

Las olas van dejando un pequeño eco en su romper, la suave brisa y la calidez del la orilla invitan a contemplar el amanecer.
La muchacha, va caminando por la orilla, moviendo sus cadera con su cadencia de pasos, hundiendo sus pies en la arena , casi hasta los tobillos, y lleva en su cabeza un bulto.

Italiano. ¡Buon giorno cara ragazza!
Negrita: ¡ De nuevo usted! ¡ Ujumh!.
Italiano: ¡Come sei bella!
Negrita: ¡ Puro, che, cha, cha, cha, cha. Usted, habla y habla, y yo no le comprendo na. (Le alarga la
mano obsequiándole algo que saca del bulto que lleva en la cabeza).
Italiano: ¡Grazie, Grazie!¿Che cosa e?
Negrita: ¡Coma , coma.!
Italiano: ¡Sta saporito, e dulce come te!
Negrita: ¡ Sí come te!.
Italiano: ¡ Come ti chiami!
Negrita: ¡Ujumh!
Italiano: (Señalándose a si mismo)¡ Io sono Roberto!
Negrit: ¡Ahhh, ahhh, Gloria!.
Italiano: Sei la Gloria venita d’ celo, Sei la ragazza pui bella di la spiagia!
Negrita: ¡ Otra vez, piu, cua, cui,!¡ ja ja ja ja.!
Italiano: (La toma de la mano). ¡Gloria, Gloria!, ¡Datemi la mano!, sei mi cara amica.


Ella se aleja, se va caminado por donde vino, con su mismo paso cadencioso, moviendo sus caderas suavemente....

Él se queda viendo su caminar, la sigue con la mirada, enciende un cigarrillo y se sienta en un tronco de árbol que está en la orilla, ve cuando desaparece entre las palmeras y se vuelve a mirar el mar.
La sombra de una uva de playa lo cubre del sol. Allí descansa y reposa, arriba algunos verdes racimos se dejan ver brillantes y un pájaro negro revolotea entre las ramas.

Italiano: ¡ Buon Pomerigio!
Negrita: ¿Pome qué?
Italiano: (Alarga la mano y ayuda a bajar la bandeja de la cabeza de la muchacha, y toma una
conserva). Dolce y saporita, cuesto ¿ e come si chiama?. ¡E come un bacio de li tue labbri
Negrita: Verdad que no te comprendo, solo lo dulce. Sí, es dulce de coco y lo hace mi mamá.
Italiano¡ Ah La mamma!.
Negrita: ¡Si la mamá. Ella es una excelente cocinera.
.............

Los dos quedan mirándose a los ojos, y sus sonrisas se van ampliando, no se comprenden, ni se entienden, pero un halo los envuelve cuando están juntos.
Sus cuerpos se atraen, como un metal al imán. La canela de la hembra y el sudor que cae como perlas entre sus pechos redondos, grandes, hermosos.

Se quedan mirando el mar, que los subyuga, que los envuelve en un tema de luz, de aire puro, de brisa cálida, que los rodea y abraza sus cuerpos.
De nuevo ella se aleja, se retira con su bandeja en la cabeza, va esfumándose entre los cocotales, entre las palmeras que miran erguidas con sus hojas oscilantes al cielo. Él la mira desaparecer, y en su pecho va quedando un pequeño grito de nostalgia.

El mar cambia de tono, desde el horizonte, se va llenado de un gris plomizo y va desapareciendo la claridad, poco a poco la noche va invadiendo todo a su paso. En las casas se van encendiendo las luces, algunos faroles amarillentos alumbran en las calles, iluminando el poste y un poco más, haciendo un circulo de luz en el pavimento. Desde lo lejos se ven como luciérnagas estáticas, sin ningún movimiento. La playa, ya esta oscura, el hombre enciende la hoguera, el amarillo anuncia las sombras que se ven alargadas y otras que parecen bailar a la luz de las llamas que oscilan con la brisa.

Fiore

E poi sei tu
Picola
Bella come
Ricordo levitante
Di speranzxe
Germoliate
Sulle mie palme
Colme
Di scorie del tempo

Fiore
Di cui voglio
Ignorare i destini

Germoliato0 eterno
D’ ochhi infiniti
Come
L’ interminabile
Tranparenza
Del desiderio,
(Borablu)

El musiu no puede dormir, se sienta en el tronco del árbol, enciende otro cigarrillo, piensa, cavila, en su mente siente el aroma de la mujer, la ve caminado por entre la arena de la playa, a su lado el fuego oscila y traquetean las ramas, hay un quejido de la madera en su rápida trasformación.

Mira dentro de sí y nota su soledad. Espera ansiosamente el amanecer.

Todo el día esperó, la mujer no apareció. Empieza la tarde a transformar la luz, el sol declina su color al rojizo que explota en el abismo y mancha de púrpura a las nubes y al mismo cielo
Mira hacia todos los lados a ver si se cumple el deseo, solo verla lograría calmar su espíritu.
A lo lejos una mancha en la orilla de la playa que se confunde con las palmeras, y escrutando bien hacia ese sitio, se logra observar un movimiento. Entre la angosta franja de la playa y las palmeras se adivina el paso cadencioso y parsimonioso de la hembra que viene en silencio poco a poco.

Se sienta en el tronco seco a la orilla del mar, el agua moja sus pies delicadamente en un ir y venir fluctuante e incesante.
El murmullo de las olas adormece a los dos que acercan sus hombros, tocándose en la piel y empiezan a mirar pasar el tiempo.

Mirar tus ojos negros
Espejo de tu interior
Me veo en ellos
Y me regocijo de felicidad
Soy yo en tu mente
Eres tu en la mía

Y el trata de aprender, le exige a su mente rapidez, sabe que la mujer lo quiere, sabe de ella por sus suspiros, no la entiende, no comprende sus palabras ni ella las suyas, solo los une la sensación que llenas sus cuerpos y sus mentes en ese contacto que los va encendiendo en silencio.

Observo tus luceros
Dos negritos alborotados
Y tus perlas al sonreír
Llenas de mucho candor
El color de tus mejillas
Alegría veo en tus ojos
Y el reflejo del amor

Se toman de la mano, dos tono de piel, la una suave, cándida, fina, hermosa, la otra, se le nota las callosidades del marino, la sal y el tiempo.
Y los labios se juntan...

La noche, la luna , el mar, el preludio, la hoguera, el fuego que entibia, la brisa que acaricia, los cuerpos se calientan con el suave calor de las brasas.
Y dos cuerpos están muy juntos y muy solos, en la soledad de la noche, donde las olas hablan en constante ritmo con palabras que incitan al abrazo de calor, de piel.
Piel, que se junta en estrecho abrazo, conjunción de sentimientos, donde sobran las palabras...
Solo besos, risas, gemidos y caricias, que rompen en un suspiro que se concilia con la brisa con los elementos, con el mar, con la noche....

Y en el amanecer, la gacela desaparece.

El hombre la busca, mira a todas partes cree adivinar su figura entre los cocotales, pero es el silencio que se ríe. La trata de llamar, y un grito quedo queda en su garganta.

Fuma , espera, el humo desaparece en un llameante consumo del cigarro, y enciende otro...

Se desespera, ¿Dónde ir?¿Con quién hablar?¿Dónde estará?

Esperar con ansiedad que aparezcas
Y el palpitar se acentúa
A cada paso que das
Mil tropel de caballos
Cuando te acercas
Es mi corazón
Que no puede más

La ve venir, y su corazón se quiere salir de su cuerpo.
Se abrazan, esta vez no lleva la bandeja, ni los dulces, viene con las manos vacías y las llena con las suyas.

Y de la mano lo invita a seguirla, lo va guiando a entrar a un mundo nuevo en una nueva tierra. Ahora no hacen falta las palabras, los pensamientos se convierten en acciones, en hechos y las manos se entrelazan para guiarse mutuamente a una nueva vida a un nuevo porvenir


0 comentarios