Blogia

elsaltodelarana

Mala Suerte

Mala Suerte

 FRANCISCO NARVÁEZNo disponible
Naturaleza Muerta
1944 | óleo sobre tela | 48 X 61 cms.
Mala Suerte

Empezó muy joven, cerca de los catorce años, estaba muy enamorado de una mujer mayor y, dizque, por que ella no lo quería, se tomó casi todo un frascos de pastillas. Las primeras que consiguió.
El resultado fue; tres días de intensa diarrea que no se le paraba con nada.

El piensa que a partir de ese día, empezó su mala suerte.

Un tiempo más adelante, cortó una soga y la colocó en una viga en el techo. Se montó en una silla y cuando iba a colocarse la soga al cuello, a la silla se le rompió una de las patas y él fue a caer con toda su humanidad al filo de la pared abriéndose una gran cortadura en la ceja derecha.
Resultado de su aventura; le cosieron varios puntos en la frente

Pero no. No, todo quedó así, el amigo insistía y trato de cortarse la venas de las muñecas con un cuchillo, que, además de estar oxidado, era medio romo y lo que agarro fue una gran infección.

Según él, esto era el colmo de su mala suerte y para lograr combatirla, decidió lanzarse al vacío.

Subió a un cerro y observó el descampado, analizó su caída y las probabilidades. Pero en un descuido, la tierra bajo sus pies cedió y él, rodó.
Se deslizó por la pared de la cuesta, cayendo rápidamente, las ramas y los arbustos que crecían en la pendiente, amortiguaron su caída. Salió solo con rasguños, algunos moretones y corriendo..... Porque detrás iba un enjambre de furiosas avispas.

Al final el amigo estaba muy decepcionado y echaba la culpa de todo a su mala suerte. Entonces, decidió lanzarse a unas vías férreas... Y se fue al metro....

Esta vez casi logra su cometido, pero con tan mala suerte, que al ver venir el tren; calculó tan mal la distancia, que tratando de caer al frente para poder así ser bien arrollado, se lanzó al aire y el tren lo regresó en un solo envión.... Rebotó cual muñeco de plástico. Cayó de nuevo en el andén
Resultado: Unos huesos rotos, aporreos y moretones en general, una buena reprimenda y amenazas de ponerlo preso por tratar de "asesinarse".

Por ahora, descansa tranquilo en su habitación.
Se encuentra en una cama alquilada de hospital con un pie en el aire atado a ciertas pesas y medio cuerpo enyesado.

Solo su mente divaga y esta libre, planeando y maquinando su próxima aventura.
A ver si sale de su mala suerte.
Rubén  Patrizi

Don Simón

Don Simón

 CÉSAR PRIETO
Puerta de Caracas

1925 | óleo sobre tela | 55 x 67 cms

Simón

 Después de presentar sus respetos, abrazar a la viuda, besar a los niños, acariciar al bebe, volver  abrazar a la madre, saludar a los familiares y asentir  con seriedad como si fuera  dueño de funeraria , se iba al comedor a almorzar. Con intriga la gente se preguntaba ¿“Quien será este señor, dónde y cómo lo han conocido, a qué parentela pertenecerá. Será un nieto del abuelo o algún familiar de alguna rama colateral. Será algún albacea, o un amigo de la familia, un  amigo de la señora, un pariente, o alguien muy lejano que viene a presentar sus respetos?. Todos los días, o casi todos, Simón, se encontraba almorzando en la funeraria; era todo un profesional, su predilección era; los consomés, las galletas, los chocolates, los cafés de las tardes. Almorzaba abundantemente después de acompañar en la oración; un padre nuestro y aves marías, oír responsos y hasta las misas. Luego se escapaba  sigiloso al comedor. Casi nunca había desayuno, pero si un buen café y a veces por las noches se iba en blanco, pero los fines de semana, siempre eran los mejores, se comía el doble. Un difunto en una funeraria, otro en otra y si eran de alcurnia, pues mucho mejor. Un funeral de doctor, de ministro, o de gran señor,  eran de un almuerzo,  de lo mejor, de los más abundantes, pues además de haber mucha gente , él lograba pasar desapercibido. Su corbata negra, su flux gris muy oscuro, tirando a luto y su camisa blanca de manga de yuntas, lo hacían de buen ver.Había preguntas en los rostros de las personas,”¿Quién es este señor que caricompunjido saluda a los deudos, dando pésames a diestra y sinistra, dando abrazos y apretones de mano?..... Lo dejaban pasar. No tenía trabajo y como último recurso, empezó a visitar las funerarias, viendo los avisos, las esquelas, las invitaciones en los periódicos,  que conseguía en las madrugadas, y así podía escoger  en donde se podía  comer con toda tranquilidad. Rubén D. Patrizi M.

El Juego

El Juego

SAMYS MUTZNER
Campos de Trigo
s/f | óleo sobre tela | 60 x 60 cms.   Pintor Venezolano

El juego

 Coleo. 

__Pido limpio__.Todos los niños se miraron. La sonrisa irónica da paso a ceños fruncidos . La incertidumbre y el abuso del jugador, enseria los rostros de los niños que observan el juego.

__Pido limpio__Continua. Siempre se adelanta, cae con su canica en el hoyito hecho en la tierra, pasa la palma de su mano y comenta.

__Esa metra es mía.

La saca del hoyito, toma otra metra en sus dedos, hace un voleo y le pega a otra , con un tiro certero y limpio casi sin apuntar, con una puntería impresionante. Todos se miran los rostros  y el rubicundo gordito sonríe. Todos exclaman al unísono “ Tremenda puntería la del coño ese”.

El toma su metra. Ya lleva tres fuera y sigue jugando. Sigue lanzando tiros, hasta sacarlos a todos del juego.__Ahora juguemos rayo_. Replica. Ya atardecía , todos estaban extenuados, llevaban casi todo el día jugando.

Este era un campeonato organizado por los del municipio, reunían todos los años a los niños, desde siete hasta los catorce años, y por tres días jugaban y hacían deporte. Jugaban al trompo, a elevar cometas, a correr sacos, a correr unos detrás de otros a ver quien era el vencedor o el más rápido y al final, regalaban medallas, ropa o calzado, que donaba algún comerciante.

 

Venían niños de todas partes, sin distingo, jugaban con entusiasmo, venían los limpiabotas y muchachos del vecindario, venían los negritos, los inditos,  los niños ricos, y los niños pobres, todos estaban unidos y jugar era la consigna.

 

Hoy estaban cansados, era el primer día y este había sido muy largo, jugaban la última partida del día.

 Marcan un triángulo en el piso, lo llenan de metras y se reparten las salidas. Están casi preparados para jugar cuando de pronto:

¡“Coleo”!. Un grito, salió no se sabe de donde, entraron como una tromba unos cinco a ocho muchachos, grandes.”No son jugadores”. Comentaban después algunos.

Corrían dando empujones como en un partido de rugby. Tomaron las metras del rayo y desaparecieron por el monte, en un santiamén.

La confusión fue grande, todos quedaron estáticos por un instante, quietos, anonadados, segundos eternos.

La primera reacción fue perseguirlos, tomar unas piedras y lanzárselas pero todo fue inútil. Los bandidos volaron con todas las metras que estaban depositadas en el rayo.

 

La pelea

 

El nuevo día aflora con alegría juvenil. Las flores de cayena, que inundan el parque, adornan con sus rojos y blancos. La mañana es fresca e hialina. Se anunciaba un buen clima.

Llegan los contendores, algunos con sus cajas de trabajo a cuestas. Llegan los negritos y los inditos, vienen llegando los niños ricos y los niños pobres. Todos se juntan sin distingo, juntan sus alegrías, sus ganas de vivir, su juventud, todos hablan entre si, comentan sus lances, las jugadas, las metras perdidas, los cometas que  se elevan más alto, los trompos que más giran, hablan sobre el coleo de la tarde anterior y se preparan por si regresan de nuevo.

“Doy la piedra y no la recibo”. Así grita un niño que quiere ser el primero en abrir la mañana, en abrir las tandas que se van a jugar.

Se comienza a delinear los equipos.

Piedra, papel y tijera.

Tijera corta papel.Papel mata piedra.Piedra rompe tijera.

Y así hasta el que gana en los tres lances escoge a su grupo.

Los que ganan siempre escogen a los mejores.

Empiezan a estipular las reglas. Comienza el diálogo, las reglas, las normas, las leyes, la democracia.

Hacen un nuevo triángulo en el piso, una marca hoyada en la arena bien visible. Hacen su raya de vigor, lanzan , los que quedan mas cerca, son los que empezaran  primero..

Aparte otro grupo jugaba pepa y palmo en un sitio adyacente, también con sus reglas y sus clavaos, pido limpio, pido sucio, que sin levantar la metra, que tiro con uñita, que la bolondrona y que esta no porque es mi juguita.

__Quítame la paja del hombro.

Se empiezan a dar puñetazos, izquierdazos, derechazos, patadas y al piso. Un abrazo como de oso, se arañan, dando volteretas en la tierra levantando una polvareda, pelean como perros salvajes.

Los muchachos circuen a los contendores, unos gritan aupando y apoyando a su favorito, otros gritan “Sepárenlos, sepárenlos”.

Así se van dando, hasta que cansados de pegarse por quítame esa paja, se separan. Uno con lágrimas en los ojos y lleno de ira, otro con moretones en las mejillas y un hilillo de sangre en los labios.

Se miran fijamente. A veces se vuelven a golpear, otras veces sonríen y se dan la mano, olvidando así como empezó el percance. Otros se separan y se retiran insultándose , mirándose feo, yéndose lejos con su grupo.

  

El Rayo

 

Empezó el primer tiro, donde la juguita sacó del rayo tres metras tan rápidamente que los jugadores quedaron sorprendidos.

El numeroso grupo de muchachos están pendientes del juego. Esta es la gran partida y la ultima del día. El grupo de los aragueños están bien preparados, tienen unas juguitas muy vistosas; bastante brillantes y relucientes.

Los andinos con su fama de buena puntería están sobrados para ganar

Y los caraqueños que practican casi a diario.

Estos juegan entre los callejones, entre las escalas que suben los cerros, en el solar de los ranchos y entre las casa de barro.

Entre ellos hay muchos campeones. Está el de Carúpano que ya es viejo en estas lides. Pegaba hasta en diez metros de distancia y lograba sacar hasta cinco metras del rayo con un solo tiro, con ese tiro de pujinche que tenía. Proeza difícil de superar en estos días.

El vencedor de varios juegos va jugando con otros vencedores, hasta así ir eliminando grupos y jugar contra otros que van entrando. Hasta eliminarse entre ellos, y quedar los mejores.

Allí se juegan sus  tesoros. Sus reales, sus bolondronas, las barajas de béisbol, y hasta una buena navaja suiza, sacada, quien sabe donde.

    Rubén Patrizi     

 

Guanaritore- Naufragio.

Guanaritore- Naufragio.

 MATEO MANAURE
Ofrenda a mi Raza
1991 | óleo sobre tela | 80 X 160 cms.

Guanaritore- Naufragio.  

El azul del día hialino y claro se transforma con pasmosa rapidez en un gris, y todo pasa tan de repente, que la canoa, casi se vuelca con el ímpetu que vino en seguida.

El gran viento...

 

Este gris trajo un cambio, todo un caos, una fuerte brisa que sonaba como el rugido de un tigre.

Un chubasco de los que solo hay muy adentro en la selva, donde las feroces fieras, los coloridos pájaros y todos los animales, se ocultan o huyen despavoridos.

 

La lluvia es intensa, las gotas caen con furor e inundan con un gran abrazo la selva, las hojas desprendidas, surcan los cielos, y el agua que cae, es como una gran cascada, que hace burbujear al río que está debajo y que dejó de ser placido, sosegado, tranquilo, de corriente suave. Dejó de ser un espejo, para convertirse en una fiera más, pero aún,  más peligrosa.

Ahora las olas mueven la canoa a su capricho.

 

Los tripulantes, tiene el corazón en la boca, sus ojos, muestran temor, la mujer no deja de balbucear,”Joni, joni”(“Agua, Agua”) y” Guiri, guiri, guiri.(“Rema, rema, rema”). “Acá nos morimos, Guanaritore, (naufragar),guiri, guiri, (rema, rema)

 

La tempestad arrecia, el viento continua soplando con fuerza, la lluvia es muy intensa, relámpagos, rayos, truenos, un caos. “ La naturaleza está brava “, dice el indio y rema y rema, trata de mover la canoa, que parece un corcho flotando en el agua, que se mueve, como si estuviera en un temblor de tierra. La espuma de las olas entra a la canoa, el agua casi la inunda, el indio rema y rema, sin descanso, su mujer ora.

 

Ora en silencio a su Dios, ora a las aguas, y a los espíritus, sus manos aprietan las bordas, apenas flotan, el muchacho, trata de achicar con una totuma, va arrojando el agua afuera, mas esta no tarda en regresar con otra ola, las que siguen embistiendo, una, otra y otra, vez. Movimientos de onda de nunca acabar, son miles de rizos hasta donde alcanza la vista, es como el agua hirviendo.

 

El indio está cansado, mira a la mujer y al niño y también se agarra de la borda.

 

“M-araisa ( Esposo mío), m-araisa, ( esposo mío ) guanarikore ( naufragar ), ka guarao, komoyané  ( nuestros familiares, atrás se han quedado) ma kobe  ( mi corazón sufre ).

 

La canoa es un punto en el agua, y la corriente los arrastra, se los lleva a los rápidos, que en condiciones normales, se evaden, pero con la tormenta encima es imposible, son empujados hacia ella, van a la deriva, todavía no se han hundido, ni volteado, la canoa resiste y ellos están aferrados a ella, como tres hormigas a una hoja que es arrastrada en un charco.

    

“Nabutuba nine ( nado yo ) jomuni isiko tane ( en los remolinos de agua ) nabutuya nine

( navego yo ), ma kuare nakakore jaramuju nakote ( sobre mí al venir el remolino de agua me iré al fondo” Así habla el indio a la mujer y al niño, ellos no dicen palabras, solo                                                                                                                                                                                                  observan asustados.       

                                            .

“Ine tuarate tane ( esfuerzos haré para salir ) guatabe ine rame ( pero al fin moriré).

Continua hablando, “butane jokorut-ine” ( flotando iré yo ).

 

El indio respira muy hondo y habla con palabras que son murmullos, que solamente él logra oírlas, como si fuese una oración.

“Ama imaiti, guabaka guayabate”( Hoy en las altas horas de la noche, pasará la muerte muy cerca de nosotros....)

 

Pero no se rinde, toma el remo y continua empujando con fuerza.

“Guiri, guiri”. ( Remo , remo ).

 

Nuevos bríos a su espíritu

 

“M-araisa, m-araisa” ..(Esposo mío, esposo mío) Comenta la mujer saliendo del estupor con lágrimas en sus ojos, que son lavadas rápidamente por la lluvia.

 

Están empapados  y ateridos, el niño con brío continua achicando, entran en los rápidos y bajan como si estuvieran en un tobogán, van dando tumbos rodeados de rocas. Ya está entrando la oscuridad, que los va enlazando poco a poco.

 

Él hombre rema, o trata de hacerlo, su fuerza y su espíritu en la lucha contra los elementos que se han desatado con fiereza....

 

La lluvia ha cesado, ahora la pelea es contra la  corriente, pero el agua los remolca, los mece, los bate, y los agita, el frágil cayuco aguanta este batir, este agite  este mecer....

 

-------------------------------------

   

El día los agarra en la orilla, la mujer abraza al muchacho, están vivos y a salvo. Pero el hombre no está.

 

“M-araisa, m-araisa ( Esposo mío, esposo mío ). Son palabras de desespero.

 

Él cayuco ha desaparecido junto con el indio.

 

Hay un nuevo amanecer, y como el dicho, después de una  tempestad viene la calma, este nuevo día prometía ser muy hermoso. Amaneció con un azul distinto, los pájaros se oían cantar y se veían revolotear entre las ramas. La mujer y el niño están alegres porque se sienten vivos, en un sentimiento ambiguo, la tristeza también los embarga.

El niño pregunta por su padre y se preocupa, vienen lágrimas a sus ojos.

 

En la selva detrás de ellos, río arriba, se divisa un juba nasiko, ( arco iris ), sus corazones se calman, tienen hambre, hay que salir de allí.

 

Ella en silencio piensa en su esposo, lo cree fallecido. Ahora solo hay que pensar en salir

de este atolladero y empezar a moverse, para no ser el  alimento de alguna fiera, o de  alguna serpiente, de esas enormes que esperan sigilosas, para atrapar a su presa, apretarlas en un abrazo de muerte.

 

“ Dima, ama sika ji mi bajenu” ( Papá, ahora si que nos separamos de ti, vuélvete )

Son palabras que dice el niño a su madre y replica, “ Tengo miedo del tobe”,( tigre ), que busca alimento en la selva y no quiero se su comida. “ Dima, dima. ( Papá, papá ).

 

Y empezaron a caminar por la selva....

 

Ahora recuerda lo pasado, el bote chocó contra una roca y se volteó. Reconstruye todo en su mente, como si fuese una película que va rodando cuadro por cuadro. Cuando fue lanzada a el aire,  los gritos, al final las burbujas y luego, el silencio.

 

“M-araisa, m-araisa” ( Esposo mío, esposo mío ). De nuevo sus palabras en una oración silenciosa.

 

Camina todo el día, el niño a veces va adelante, otra junto a ella y otra atrás. A cada momento ve  siluetas de las fieras y corre donde la madre, es su imaginación que le hace un juego, y cree ver en la maleza a los ojos del tobe ( tigre ) que lo esta acechando, allá en el denso follaje.

 

Consiguieron un claro y allí, un bohío semi destrozado por los elementos y el tiempo, estaba abandonado, no quiso pernotar en él, cantidades de hormigas y bachacos eran sus ocupantes, decidió ir más adelante, no obstante recogió varias  estacas y las llevó atadas en su hombro.

 

En las raíces que sobresalen de los árboles gigantes hizo un alto, allí vio una especie de cueva, las raíces la habían hecho, una maraña de brazos formaban un cobertizo bastante seguro para guarecerse de un peligro exterior, allí piensa  pasar la noche.

Revisó y esculcó, hasta quedar tranquila con la seguridad que no había animales peligrosos ni ponzoñosos, hizo un cerco con las estacas a manera de valla impenetrable, cortó unas  hojas grandes muy  parecidas a las del banano  y hojas de la flor del paraíso que abundan por esos lares.

Hizo una especie de colcha y se introdujeron allí, entre esas raíces a pasar la noche.

 

Nojo nabakayajé-ma ( Había llegado el hambre )...

 

Sus tripas resonaban, la mujer busco entre las hojas y arbustos y consiguió una enorme araña, esta fue degustada con fruición y deleite, también esculcó en un tronco podrido, y unos gusanos amarillentos y muy desarrollados y gorditos, los cuales después de exprimirlos, los comieron ávidamente, por lo menos así amortiguaron un poco su hambre.

 

El niño dormía placidamente, estaba en su hábitat; la felicidad de la inocencia.

 

La madre vigila, los ruidos de la selva se concentraron en la noche; los roedores que roían las hojas y caminaban curiosos tratando de olfatear a estos extraños visitantes, la brisa hacia hablar a las hojas en lo alto, y abajo los animales gruñían, algunos insectos zumbaban y otros hacían ruidos diversos. Se inició el concierto nocturno, el de los pájaros cazadores, e                     insectos, y  todos los animales noctámbulos. La selva en su esplendor....

 

Ella no pudo dormir, sólo pensaba en su hombre y de sus labios salían las palabras como “ “Macobe ajera” ( Mi corazón sufre y espera ). M-araisa, m-araisa”. ( Esposo mío, esposo mío ).

 

Al final la venció  el sueño, ya casi al amanecer...

 

Después de varias horas, se desperezaron y siguieron su camino por un largo sendero que se adentraba en la selva.

 

Cantaba una canción al niño para hacerlo reír, y tratar de distraerlo. El hambre los estaba acechando de nuevo...

 

Tobe naoya                                 El tigre viene

Onanaka uban                             No llores, duérmete

Kaba araya                                  Del monte sobre las hojas cortadas

Nooyara                                      Viene

Ubau; tobe naoya                        Duérmete, que vine el tigre

Onanaka ubau                              No llores, duérmete

 

Y continuaba....

 

Araguato yama                           Los araguatos ahora

Koitayaja yama                          Aullando están

Araguato yama                           Los araguatos ahora

Araguato yama                           Los araguatos

 

Y dulcemente le cantaba

 

Masijakanare                              Paso corriendo un venado

Masijakanae                               Paso corriendo un venado

Daukere daukere                        Rozando las matas

Daukere, daukere.                      Rozando las matas

 

Llevan caminado tres días y parte de la noches....Al cuarto día divisan una partida de caza.

“Estamos salvados”, gritó ella alborozada, apretando al niño contra su pecho.

 

La mujer cuenta las aventuras pasadas a su familia y llora por su hombre extraviado....

Todos los dan  por muerto.

 

Ma guarotu naukorera

Ciamore onaturú

Onaturú tana-inera

Ma guaraotu naukore

Ma guaraotu naukorera

Ciamore onaturú

Ma guaraotu

Naurayane

Onaya-ine.

 

Al marcharse mi compañero

Me daban ansias de llorar

Ansias de llorar por él

Al marcharse mi compañero

Se marcha

Por él

Lloro yo

 

M-araisa, m-araisa. ( Esposo mío, esposo mío ).

 
   

“Ma bote kabucara (Cuando mi botecito),  baribari a kore nane” (comenzó a dar vueltas)....

 

El Indio les comenta a los lancheros.

 

“ Los rápidos nos voltearon, yo me golpeé la cabeza con unas rocas y no supe más de mí.

No se nada de mi mujer y  de mi hijo, no sé, si viven o han muerto, y sufro por ellos”.

 

“Guanariaine, guanarikore, nejeruaine”

“ Naufragué, al naufragar me fui nadando, me topé con un caimán.....

 

Niharabakaida                          Un caimán descomunal

Niharabakaida                          Un caimán enorme

Ma buturuae                             Se tiró a morderme

Ma buturuae                             Se tiró a morderme

A ju basaida                              Con su cola plana

A-ju jakotai                               La cola que el tiene

Ma  yegereae                             Me golpeó

Ma yegereae                              Me golpeó

   

Barakoida                                  Un barco grande

Nabauti-mo                               De afuera

Yaronae                                     Ha llegado

 

Me ha salvado.....

 

Un certero disparo ha  eliminado a un caimán que está a punto de almorzarse a un hombre.

La certera puntería del marinero salvó al indio...Al rescatarlo y alojarlo en el barco, el indio casi no podía hablar, estaba medio ahogado, deshidratado, perdía el control de sus signos vitales, balbuceaba palabras sobre su mujer e hijo. Lo dejaron descansar y después de casi un día de viaje río arriba lograron hablar con él. El indio contó su lucha contra la tempestad,  los hombres de la embarcación oían asombrados la historia, ha sido una odisea  sobrevivir a un huracán, comentaban entre ellos emocionados.

 

Después de un mes, el barco regresó de su viaje por el caudaloso río padre, el indio estaba reestablecido y muy contento por  regresar a su casa, aunque en su alma estaba plasmada la tristeza por el hijo y la mujer..

 

“ ¡Por allí voy a mi casa, muy agradecido por la comida, por curarme, gracias por todo!”

 

En la orilla  del caño unos hombres pescaban, vieron al el indio llegar y exclamaron su sorpresa,  se alegraron enormemente  al verlo. Allí mismo le comentaron de la mujer y del hijo. Él estaba muy contento, quería llegar cuanto antes para poder y verlos y abrazarlos

 

Guasibi nobo mene bakotu

Guaribi nobo ibajekit-ine

Guaribi nobo asidakone

Asidanone eku narute

 

El cayuco y viejo prestádmelo

En el cayuco roto y viejo regresaré

Si el cayuco roto y viejo es malo

Por malo que sea, en él iré embarcado.

  

---------------------------------------------

 

Más de un mes ha pasado, ellos cada cual por su lado se piensan. En esos pensamientos fluyen preguntas, él piensa en su familia, en  ella, su mujer, en su amor y en su hijo.  A su vez, ella piensa en él, lo llama en silencio y siempre las lágrimas corren por sus mejillas.

  

El indio rema por el caño rumbo a su casa, allí exclama lleno de alborozo y esperanza.

 Jake tima aore¡ Ranera ¡ 

Mañana a estas horas

¡ Ole!

 

Temprano en la mañana, el hombre divisa los bohíos y las chozas, mira a los niños que corretean, las mujeres caminando, a los que se bañan en las tranquilas aguas, los que tratan de pescar alguna presa, el espejo de agua que refleja  el cielo, las nubes, la orilla, los árboles,  un paisaje que parece una consustación de los elementos, el arriba y el abajo confundidos en un abrazo, solo un pájaro o una semilla que cae de un frondoso árbol, rompe el cuadro haciendo vibrar  ondas en el río ....Dejó de remar, corre donde los suyos....

   

Ellos  lo miran llegar, están sorprendidos, un perro ladra, al final un niño corre y grita, le brotan las lágrimas, son de alegría, la mujer también grita sorprendida y deja caer lo que tiene en las manos, también se apresta a correr diciendo “ M-araisa, m-araisa. ( esposo mío, esposo mío ).

 

El niño también expresa su alegría y su asombro,  grita: “ Dima, dima” ( Papá, papá ).

 

El hombre corre, eleva a su hijo y lo aprieta a su cuerpo, “ Dima, dima” ( Papá , papá), continua diciendo el niño.

 

Con su hijo en los brazos se acerca a la mujer  y chocan sus cuerpos y se enlazan estrechándose en un éxtasis de vida.

 

Hay  más lágrimas, risas, suspiros, alegrías, preguntas, palabras...........

 

Un encuentro, un nuevo amanecer. Ella le expresa con sonrisa en sus labios, “Regresas de la muerte, estas vivo gracias a Dios”....

  

Origuakaki, origuakaki

Boyabajaima, jojoyanine

  

Festejamos, festejamos

Yo me emborracho y bailo

   

Rubén Patrizi

 Recopilación del lenguaje de los indios GuaraoBajo del Orinoco.Del libro Guarao RibúPor el P. Basilio de barral.

Misionero del bajo Orinoco.

Pedrito " Niño Autista"

Pedrito " Niño Autista"

Bodegon con flores
Egea Lopez
Pintor venezolano



Pedrito
Niño autista.

“Hace más señas que un penado” Dicen algunos.
“Hace más señas que en una despedida”. Dicen otros.
Sí. Hace muchas señas y gesticula con desespero. Es un borbotar de palabras mudas con gestos que se interponen, que se tropiezan, que se atropellan, queriendo salir y que se hacen difícil interpretar.

Las muecas se convierten en lágrimas y en desespero, hasta que su madre en un fuerte abrazo lo aprieta contra si y lo va calmando, con susurros con palabras tiernas y caricias, meciéndolo, hablándole dulcemente al oído, y lo ciñe como si fuese un ave herida.

En sus horas de calma, juega. Corre detrás de las hojas, las que la brisa atrapa y las hace bailar. Se asombra con el color de las flores abriendo sus azules ojos, persigue mariposas y las logra atrapar, las toma entre sus deditos y colocándola en su palma las invita de nuevo a volar. Y su imaginación vuela con ella hacia el cielo, hacia las nubes, que caprichosamente le enseña formas etéreas y les dibuja un rostro sonriente, o un dragón con alas gigantescas y la aurora va dándoles toques de color, y ve las estrellas, y le señala a su madre las más grande, la que titila su platinar, la quiere asir para poder jugar con ella.

En los momentos que su mente se pierde en el infinito de su interior, su madre le habla, lo va tranquilizando y lo hace sonreír. Es una sonrisa azul de dientes separados que muestran un bello rostro infantil.

Sudor

Sudor

 Tomas Golding Caserio
Pintor venezolano
Sudor

La mirada fija en el fondo
Mezclando con amalgama
La arena ocre del río
Entre un latir y otro
Y entrecortando el respiro
Esperando con ansia el brillo
Que irrumpe mostrándose
Alegrando el corazón

Alegría efímera
Encontrar el oro

La mezcla con mercurio
El veneno
De peces de aguas de vida
Polución del entorno
Destrucción

Buscan con tesón, con trabajo
Con ilusión y esperanza
Un día el premio
Muchos, el desosiego, la desazón

Ilusión y trabajo
Provecho para otros
Sudar días arduamente
De sol a sol
Encajados en el agua
Dentro del lecho del río
Atrapados por la fiebre
Y la piel arrugada de las manos
Aprieta la batea y la agita
Moviendo y acompasando
La arena prieta

Se cuten con los rayos la piel
El sudor cae de entre su frente
Venta del alma
En miserables pesos
Circulo vicioso
De nunca acabar
Buscar y buscar
Vivir con ansias
De encontrar el filón
La piedra más grande

La mujer hinchado su vientre
Esperando la criatura

Otros niños juegan con la tierra

Un techo de láminas
Calienta el rancho

El fango la tierra el polvo
La lluvia el verano el sol

El verde desaparece
Con el impulso de la bomba
El barro y el pantano
Se ciernen cuatro granos
Queda la fosa

Caen árboles centenarios
Se pierde el bosque y la selva

Las hojas se quedan sin otoño
El fuego las hace crepitar
La selva nunca más

Buscan el oro
Sudor de hombres
Mueren por él
Matan por él
Roban por él
Sufren por él

Y las gotas de su frente
Se convierten en obrizos

Y la malaria
El paludismo
Máscaras de muerte

Efímera riqueza
Sudor de hombre y sufrimiento
Esperanzas vanas de facilidad
El adiós del hombre
Bienvenida la bestia

Rubén Patrizi

Una Limosna......Por favor....

Una Limosna......Por favor....

 Emilio Boggio  Viejo Rodolfo
Pintor venezolano
Una limosna

"Una limosna por favor"
Son las palabras que brotan de sus labios.
Son las palabras de todos los días
Son las palabras de siempre, las que lo acompañan en su mundo
Quiere como todos, llevar pan a su boca. Como todos, comprar alimento, vestidos, vivir.
Sus muletas, son las columnas que sostienen su humanidad.
Su bastón, la silla, la andadera. Se arrastra en vez de caminar,
mostrando el muñón, la herida, el corte, la operación, la venda, el músculo mutilado, la turgencia, el cardenal.
Su semblante, la de un cristo que camina hacia su fin.
Extiende su mano y en sus ojos pardos se forma la pregunta y espera con ansiedad la respuesta.
La moneda que calmara su sed.

Manos

Manos

 

 Construcciòn  de Harry Abend

Escultor Venezolano

Manos

Entre troqueles y prensas las manos dibujan y crean con el empuje de máquinas la figura, que va naciendo del empeño, del sudor y de su sangre.

Tuercas, tornillos palancas, forjando mundo, añadiendo, quitando, soldando, lijando.

Manos callosas que con cincel y martillo, construyen y destruyen, labran y extraen, esculpen y parten la quimera en la piedra donde brilla el oro con afán de riqueza fácil.

Manos que tejen, que siembran el árbol y aran la tierra, hendiendo en los surcos la esperanza y con fe de cosechas, de diseminadas semillas, que tienen sed y que esperan ansiosas a las ubérrimas nubes.

Mano de anciano de arrugados pliegues, que acarician la piel
sonrosada del niño, de renovados bríos e impaciente inquietud, llena de risas fáciles y alegres juegos.

Mano que sufre el dolor de la máquina, troquel y prensas que tragan huesos, piel, sangre y gritos, junto con el dolor de sentirse desmembrado.

Mano que llora cuando no hay pan y se desespera cuando ve a sus criaturas que piden alimento, como los pájaros en sus nidos, piando más y más y aún más y más.

Otra mano de niño, de mujer, de hombre, que queda extendida pidiendo limosna.

Manos que no aprietan el dinero de la paga volátil, que se escapa de entre los dedos como arena de playa.

Mano que se sumerge en el mundo del vicio, que se inyecta en las venas, que mete en sus pulmones, néctar prohibido, miel maldita, que crea ilusiones y merma esperanzas y acaba las vidas.

Mano que acaricia otra mano y en el silencio de una sonrisa y el sostén de una mirada, ellas se estrujan y se tocan, fomentando en un afán de apretarse, de acariciarse y querer decir en un te amo mudo, un apretón entre dedos, uñas, y piel.

Y las manos de amistad que con calor de madre, de padre, de hermano, de amigo, guían con su consejo y ejemplo y ciñen en un ardoroso abrazo el sentimiento de amar.


Rubén Patrizi.