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elsaltodelarana

un toque de locura

Un toque de locura 

Va caminando por el medio de la vía, lleva un buen paso, muestra las pantorrillas esmirriadas largas y flacas, falta de carne. 
Cubriendo su cuerpo, lleva una bata gris, está curtida y arrugada, manchada de grasa y sucia con tierra. Porta amarrada sobre el brazo, una mochila, y dentro una bolsa que parece llevar una muda de ropa, que se deja ver curtida igual a la que lleva. 
Su andar es como un vaivén hacia los lados, como de borracho, como barca que se bambolea con la marea. Mueve muchos los brazos, los hombros gesticula,y va caminando feliz de la vida, cantando y riendo. Ora pone 
cara seria, ora sonríe, mira hacia los lados, se fija en todas las cosas que le llaman la atención y que parecen atravesársele a su paso. Algunas las señala alzando la mano y mostrándola con los dedos huesudos y largos. De nuevo ríe, muestra unos dientes amarillos y roídos, continua riendo y caminando mostrando una sonrisa sin brillo, fría, inexpresiva, como de niño autista, ido dentro de si, o como la de un animalito enjaulado. 
Miro sus ojos y no se ve ninguna chispa en ellos, parece tener una gran univocidad con los animales. Le habla a las piedras, a los obstáculos, a las cercas, a los postes, los regaña, los interpela, pelea con ellos, es un niño que señala a un lado con gran atención y con gran algarabía y luego a otro sitio, y en un instante, pierde el interés. Gesticula de nuevo para ella misma, otra vez sus dientes y 
hace una mueca, parece la de un bostezo de gato. 

Le cubre la cabeza una gorra azul y por debajo de ella cae una mata de pelo, es como un moño rojizo y pegado que le cubre hasta la nuca. 
Su piel está toda curtida. 
Se atraviesa en la vía y hace frenar a los automovilistas que pasan raudos por la calle,y camina por ella como un autómata, andando sin ton ni son. 
Le calculo cerca de cuarenta años y un gran trastorno mental. 
Ve una botella verde de refresco ubicada cerca de una alcantarilla y corre hacia ella y de un envión, bebe su contenido. 
Parece que lleva sed, se ríe, es todo un toque de locura; acaba el contenido de la botella. 
Pienso en su trastorno, y me pregunto. 
¿Será una madre que ha perdido a sus hijos pequeños y el desespero por la desgracia le ha dejado en ese estado? 
¿Será que un hombre, compañero de su vida la ha dejado por otra, después de golpearla y vejarla? 
¿Será que fue abandonada a su suerte, por sus hijos, por su familia?. 
Quizás nació así, lucubrar sobre su perturbación y sobre tantas atribulaciones por la que una persona pueda pasar y desde esta manera cambiar hacia el otro lado; hacia el desespero y la locura. 
Donde la mente pierde su sustancia y el vagar en blanco la 
consustancia con un animal. 
El no poder soportar el cambio de un mundo que evoluciona y va dejando atrás a las personas que no puedan montarse en su tren. 
La pobreza, el hambre, las drogas, el alcohol, la vida miserable, lafalta de oportunidades. 
¿Cómo será su vida interior, sus pensamientos e ideas, tendrá algunas? 
¿Será como un animalito, como un perro adulador y cariñoso, o como una fiera que descansa en la sombra esperando el momento de atacar de herir de matar. 
Logro pasarla y ponerme frente de ella debajo de su bata gris, lleva otras ropas, un gran short que le llega hasta las rodillas, una blusa naranja, que contrasta con su amplia bata gris, que usa como un sobretodo y que la cubre en las noches en la intemperie. Lleva unos zapatos de tenis muy grande para sus pies, a veces en vez de caminar parece chapotear como un pato, o como los payasos de circo; por eso el bamboleo hacia los lados. 
Ahora logro estar muy cerca y ver su rostro. 
No es ella, es él. 

la señora a solas

La Señora a Solas. 


La mujer comenta para si. “¿Qué le pasará a éste hombre?”.... 

El hombre, espera pacientemente su paso. Espera y espera, hasta que la ve aparecer. 
El también cavila: “ Allá viene el carro blanco”. 
Enseguida el hombre saca la mano y hace la señal de costumbre... 

Diariamente él se monta en ese carro, deja pasar a todos los otros, aunque viniesen vacíos. Él se llena de paciencia, se hace el loco y se alegra la vida en cuanto ve llegar el carro blanco. 

“¿Cómo está la bella?”, es lo primero que dice a manera de saludo. La señora sonríe, asienta con un movimiento de cabeza y continua con su labor. 

Todo el día, o casi. La señora va de aquí para allá y de allá para acá en su carrito blanco. Hace varios viajes, llevando pasajeros en la corta ruta. Éste, es su modus vivendi. 

Diose cuenta que hay un señor, siempre el mismo señor, el de todos los días, que se monta en su carro y siempre a manera de saludo, dice la misma frase. “¿Cómo está la bella?”... 

También se dio cuenta, que éste señor hace el viaje muchas veces; dos, cuatro y hasta seis, y ella piensa,; “será que este señor no tiene nada que hacer, sino pasear de acá para allá todo el santo día”. ... “En fin”....” Son sus reales”.... 

El señor, en el carro habla muy poco, a veces comenta algo sobre el clima, que hace mucho calor, o que se espera lluvia, o cualquier otra trivialidad. Una sola vez hizo una pequeña alusión sobre sus ojos “Hoy el día está hialino; amaneció brillante, muy claro, como el verde de sus ojos”. 

La señora brilla con sus ojos verdes.... 

En su descanso, l e comenta a su amiga sobre este pequeño cumplido. “Todavía alguien me piropea”, “¿Será que todavía estoy muy buena?......¿Qué le pasará a ese señor?”.... 

Y al día siguiente lo mismo......Y también el otro..... 

Una mañana lograron al fin viajar solos.... 

O el señor al fin logró la oportunidad esperada.... 

Él después de aguardar detrás de un árbol; un ancho chaguaramos, observa sigilosamente pasar a todos los carros, y decidió aguantarse allí, como escondido, hasta que llegara la hora de menos pasajeros y al fin de tanto esperar, ve venir de nuevo el carro blanco, y hace la señal de costumbre.... 
Ella se asombra, porque lo ve salir así de repente detrás del árbol...y piensa, “ ahí viene de nuevo” 

“Señora buenos días cómo está, cómo ha amanecido la bella?”. 

Ella solo sonríe 

Y avanzaron unas cuantas cuadras...... 

Una pasajera hace una señal, se monta y siguen la ruta....Un poco más adelante pide parada cancela y se baja... 

Quedan completamente a solas. 

Él dándose valor, le comenta a la señora. “ Sabe señora, desde hace varios días he querido hablar con usted, decirle que me agrada, que me gusta usted mucho y que cada vez que la veo pasar se me estremece el corazón....Y que quisiera estar con usted, a ver si acepta , almorzar o cenar conmigo, en cualquier oportunidad que usted lo aprecie. 

Ella le contesta rápidamente, con una gran sonrisa en sus labios y brillando sus ojos verdes. 

“De acuerdo, me siento muy halagada con su invitación, pero antes usted debe hacer algo”. 

Él , Aprehensivamente contesta.“ Lo que usted quiera señora, ¡dígame!”... 

“Es que usted antes, debe ir a hablar con mi marido”...... 

una llamada muy amorosa

Una Llamada muy amorosa 
Comedia 


Comedia en tres actos... 

Personajes: 

El ama: Criada que cuida los niños., y se encarga de los quehaceres de la casa. 

La Voz: Una voz; no se ve el personaje. 

El Señor. Propietario de la casa y quien surte el mantenimiento. 

La Señora. Quien administra y gasta el mantenimiento surtido por el señor. 

Los Niños. 2 infantes. Todavía de teteros. 

Acto primero. 
En una habitación.: 
EL cuarto de niños, adornado muy hermosamente con muñecos y alusiones de: ositos, sirenitas, globos, chuchos en colores y demás hierbas sobre niños. 
Un par de infantes, uno de ellos, llorando a todo pulmón. 
El ama prepara teteros y trata de arrullar al otro niño. 
Suena el teléfono...... 

El ama ---( Cambiando al niño) Duérmete niño, duérmete ya, no llores tanto que te vas a ahogar 
El Niño:---Llora y llora. (con todas las ganas que puede llorar un niño, que empieza a malcriarse solo).. 
El ama:---Niño que te vas a poner feo como la señora. Sacaste su carácter. Mientras éste otro, se parece a su padre. Mira como duerme, parece un angelito, no es cansón como tú...(De nuevo le canta). 
Señora:---(Mirando fijo al ama) Pero Niññaa. Que le pasa a ese muchacho, cárgalo, menéalo, bésalo, arrúllalo,. Haz algo, que no aguanto sus berridos. 
El ama: Pero señora usted sabe cómo es él, está sucio y hambriento, hay que cambiarlo, sabe que suelo hacerlo a él primero y después a éste otro angelito. 
Señora: Pues muévete, porque te van a salir raíces cambiando a ese tripón, dale rápido , para que le des el tetero y así deje de llorar. 
El ama: (Bajito al niño) Ves lo que te digo, esta señora es igualita a ti, lo único que no es berridosa como tú. Seguro que cuando era así de chiquitina tuvo que ser bien llorona. 
Señora: Y ese teléfono que no deja de sonar...... 

Acto segundo: 
En otra habitación. 
La habitación de la Señora. 
Grandes ventanales por donde quisiera entrar la luz que queda eclipsada por una hermosa cortina que va de pared a pared. 
Un lujoso juego de cuarto de madera en negro. Alfombras, una gran lámpara encendida y se deja oír un murmullo tenue de un aire acondicionado. 


Señora: ( Con angustias y mirando a todos lados). No se que pasa, nunca consigo lo que quiero ponerme. Y este pelo...( Se asoma a la puerta y grita al ama) 
El ama: (Bajito a los niños que duermen, no te dije que ella es como tú).... Voy señora. 
Señora: No tengo que ponerme, para esta noche, y hay una recepción al embajador. 
El Ama: Pero señora tiene el closet llenos de pared a pared. 
Señora: Si, pero ellos ya conocen todos mis vestidos. 
El ama :Mire ese negro , solo lo usó una vez. 
Señora: Si, éste negro no lo ha visto casi nadie, a esa reunión fue muy poca gente, ven mijita para que me ayudes, a ver, vamos a plancharlo porque se ve un poco arrugado, y ya sabes, en cuanto venga el señor, le dices que caliente en el micro y si quieres, le sirves... Parece que a él últimamente no le gustan las recepciones en el club. 
El ama: Vea pues, esta bien señora no se preocupe en cuanto venga el señor le diré. 
Señora: Ahora él se ha vuelto un poco flojo. Si él cuando sale del banco, es a echarse en ese sofá, a ver la tele, antes salía al club, a las reuniones, ahora me deja todo a mí. 
El ama: Señora es el teléfono; es el señor que desea hablar con usted. 

Acto tercero: 
La sala de la casa. Una habitación en penumbras, los ventanales están llenos de cortinas. cuadro de pintor famoso en una pared. Muebles de estilo, también en negro 

El sonido de un teléfono. Que gime constantemente...... 

El Señor: Hola mi reina, ¿cómo estás mi amor? 
La Voz: Bien, ¡si muy bien!..... Papi. 
El Señor: ¿ Y los niños están bien?, ¿duermen?. 
La voz: Si, están bien y ya están durmiendo, no te preocupes mi amor, están de lo mejor. 
El Señor: Perfecto, ¿ya almorzaron?. 
La Voz: Siiii. Almorzaron muy bien, mi cielo bello. 
El Señor: ¡Que bueno!. Dime preciosa, ¿ me cocinaste algo sabroso para la cena? 
La Voz: Te cociné , lomo a la pimienta, y una ensalada Cesar. 
El Señor: ¡ Lomo a la pimienta!, ¡mi plato preferido!, y una ensalada, voila, me estás mimando, me voy a poner barrigón. 
La voz: No importa mi amor, con barriga y sin ella te quiero igual. Te espero para darte lo que te gusta con la comida caliente. 
El Señor: ¡Te adoro mi cielo!, y no me digas todas esas cosas que me dan ganas de volar hacia allá....óyeme, ¿ me prometes ponerte esta noche la ropita trasparente que te realza y te pone bella, esa que tanto me gusta? 
La voz: Como mandes mi amor. 
El Señor.: Gracias mi amor por eso te quiero tanto. Bueno por ahora....¡Pásame a la cascabel de mi esposa por favor!..... 

El ama: Ya se la comunico señor.......Doñaaaa, ¡La llama el señor por el teléfono, que se apure! 



Fin 

Baja el telón 

sístole y diástole

Sístole y Diástole 


Se dilata 
Se infla 
Se llena 
Como henchida de velas 
Nubes blancas que vagan 

La diástole 

Se llena como una gran luna 
Sube la marea 
Cubre el agua el muelle 
Las nubes blancas se acercan 
Y empapan de rocío 
Las altas copas 

Y gotean durante todo el día 
Las hojas en la profundidad 
De verdes y de bosque 

Y un chorro diáfano 
Se alimenta de cristales 
Que nutren la tierra 
En un sístole 
Que derrama en cada pulsación 
la corriente en un “incrementum” 

Que baja de la nubes 
Que viene de las cumbres 
Que llega de más allá 
De allende de los mares 

Con el viento marero 
Que sopla al interior en las tardes arreboladas 
Y cubren las montañas 
Y oscurecen el resplandor crepuscular 


“Viene la niebla” 
Comenta cubriéndose con el poncho 
Ella baja silenciosa 
Calladita y empapando 
Caliginosa y cubriendo 
Con un manto de veste vaho 
La noche 

Las estrellas 
Que brillaban alegres 
Con plateada luz 
Se apagan 

Y se hizo el silencio 
El de los grillos 
Que con su jolgorio 
Alegraban la oscura noche 
El de los habitantes del bosque 
Y de aves, de chuchos, de insectos 

Y el autillo 
De grandes ojos 
Miraba acucioso 
El movimientos cauto 
De su presa 

En las tejas de la vieja casa 
Se ha acumulado el musgo 
Y de allí las gotitas 
Saltan al vacío 
Cayendo de una en una 
Y de otra en otra 
En pausada cadencia 
Volviéndose a juntar todas 
En el charco 
Abajo en el adoquinado piso 




Y la cuesta 
Llena de bosque 
Se consustancia con el cielo 
Todo blanco todo leche 
Todo frío y humedad 

El viejo se entumece 
Y en un arrecirse tembloroso 
Corre conde crepita 
En un rojizo cantar 
De chispas restallantes 
El hogar 

Y baja el hilillo 
Entre peñas, rocas, monte y tierra 
Y el fango se impregna en las botas 

Un salto 
Un pequeño salto 
De espuma blanca 
Los azahares del mar 
Nacen entre las rocas 
Son las primeras espumas 
Que empiezan a rodar 

Son varios días 
De comunión y abrazo 
La claridad y oscuridad 
En un solo latido 
Continua el frío 

Y el rocío que es el hálito 
Que viene del cielo 
está quieto, estático 
Exprimiéndose 
Como una gran esponja 
Que deja en una exhalación 
El efluvio invernal 


El viejo 
Tiene fría la nariz y mojada 
Los surcos entre los ojos 
Se marcan adustamente 
Él envuelto en su poncho 
En la cobija 
En la soledad 

Las vacas no salen del corral 
Y solo quieren cocear 
Leche aguada 
Los chivitos balan 
Parecen angustiados 
El perro está echado 
Solo duerme 
Y el sabido gato 
No baja de la estufa 
Cerca su pelo y piel 
De la danzante llama 
Que oscila entre los leñosos 
Maderos 

En el techo de láminas 
Se oye un golpear 
Son gotas 
Que caen 
Empujadas por la brisa 
Que empieza a soplar 
A meterse entre las rendijas 
Y a calar 

El ulular es el abrazo 
Del viento 
Con las paredes de la casa 
Se ciñe a los muros 
En un frío enlace 
Estrechando y rodeándolos 
Emitiendo un triste cantar 
Silbante y lloroso 
Es el quejido de una oscura noche 

El tin tin, el tan tan 
El ulular, la brisa 
El vaho, el gotear 
El rocío, la lluvia 
El despertar 

El sol se asoma 
Cubriendo las sombras 
Inventando colores nuevos 
De oro y plata 
En el envés de las hojas 

Y reverdece el bosque 
La tierra mojada huele aún 
A torta de barro 
Los pétalos de las flores 
Explotan en mil colores 
El rojo, el azul, el amarillo 
El naranja, el carmín, irisación 
Todas las flores cantan a la luz 

El perro corre entre ellas 
El gato todavía en el fogón 
Desespereza sus miembros 
Y con sus abiertos luceros 
Da un salto para empezar a maullar 

El viejo palpita de nuevo 
En trémulo caminar 
Sus manos curtidas 
Empiezan a trabajar 

La nívea cabra 
Se entibia al sol 
Le leche, el queso 
La caña , el ron 



Palpita el día 
El trabajo la acción 
El pulso de la vida 
Continua la jornada 
El diario quehacer 

El viejo divaga 
Entre la montaña y el bosque 
Piensa 
Dialoga con la brisa 
Escucha a las hojas 
A los cantos del día 

Ordeña, lava, cava 
Acaricia a su amigo 
De años y costumbre 
Mueve el la cola 
Y su frío hocico 
Lo recuesta entre sus piernas 

Una palmada y palabras 
El otro maúlla envidioso 
Ronronea con la caricia 

Olor a café 
A tabaco 
A humedad 
La casa de tejas 
Y el silencio se rompe 
El mugido, el ladrido 
El relincho 
Los pájaros y el recuerdo 

La soledad acompaña al viejo 
Que piensa en los suyos 
En el tiempo, en algún lugar 
Muy lejos 
Él no se fue se quedó 
Es este su hogar 

Las cenizas de la vieja 
Brotan en la cuesta 
Con las florecillas de mayo 
Cuando inicia la primavera 


Manto de flores silvestres 
Una alfombra de color 
Un tapiz que cambia 
Con el ciclo de la estación 

Compañera de muchos años 
De una larga juventud 
Se fue un día al cielo 
A descansar de la brega diaria 
De la fajina del trajín 

Adiós compañera amiga 
Quedo yo en la lucha 
De este diario vivir 
Un día ya no muy lejano 
Muy pronto, dejo de existir. 

observo en silencio

observo en silencio. 


Observo con detenimiento el pasar de las gentes, van con esos apuros en esas calles, con esos quehaceres que conlleva el vivir en esta gran ciudad. 

El corre corre, el paso apurado, el ir y venir, no se 
sabe donde para llegar rápidamente a no se sabe cuando.. 
Las trancas de trafico, el airado chofer, las palabras altisonantes de uno contra todos, el gesto , la mirada... 

Yo desde este sitio observo sentado, cómodo mirando todo y a todos con mis ojos pardos. 

Las sirenas de las ambulancias que pululan queriendo abrir paso a la fuerza, las sirenas de las patrullas, quizás detrás de algún malhechor, el toque del claxon sin ton ni son, el autobús que no utiliza la parada, las personas que arrojan desperdicios al piso, la muchedumbre que avanza por los andenes con esas miradas llenas de esperanza, las que avanzan con esas mismas miradas, pero alegres , llenas de optimismo y las otras, que van tristes , secas, vacías, 
que no tienen esperanza ni optimismo. 

Estoy con mis orejas pendiente del ruido y del movimiento 
La brisa mueve mi pelambre, en mi hocico se asoma mi suave lengua y muestro mis caninos y dientes en cada jadeo de mi respiración 

Observo a todos desde mi puesto de perro, moviendo mi cola... 

el desnudo árbol invisible

El desnudo árbol invisible 

Ramas desnudas invisibles 
Ramas dedos erguidas 
Hacia el cielo 

Ramas turgentes y suaves 
Ramas acariciantes desnudas 
La corteza no la viste 
Ni hay hojas en su piel 

Dos seres desnudos 
La van cubriendo 
Ella de trenzas amarillas 
Le da pinceladas de color 
Con su gran sonrisa 
Él con el trabajo de sus manos 
Le va dando cuerpo al desnudo invisible 

Una estrella azul 
Una estrella roja 
Un halo rosado 
Las escarchas de plata 
Del rocío lunar 
Pintas de color 

Se va vistiendo el árbol desnudo 
Que yace invisible 
Mirando con sus ramas dedos 
El infinito 

La respiración de hembra 
El sudor de sus cuerpos 
La llama viva 
Nunca muere 
Y nuevas cintas 
Y un nuevo hombre 

Cuadritos de luz 
Y cuadritos y cuadritos 
Cáscara de piel 
Piel nueva 
Para el invisible Árbol desnudo 
Aislado y solitario 

Un fantasma 
En un bosque Negro y oscuro 
Colores y estrellas 
Halos y nubes 
Flores y azahares 
Blancas espumas y rayos de sol 
Nuevas formas 
A las ramas desnudas 

Nuevos hijos 
De hombres sin padre 
Partículas de cosmo 
Fragmentos del éter 
Arena piedra roca río 
Agua aire ondas de mar 
Brisa rocío nubes el azar 
Azul verde marrón ocre 
Naturaleza vida movimiento 
Amor ser sublime 
Espíritu de la tierra 
Cuerpo y carne 
Deseo y piel 

Nuevas manos en la labor 
Ella de pechos duros y nalgas pretas 
Ambos tez de ébano 
El alto de hirsuto pelo en su pecho 
Ojos grandes labios gruesos 
Raza indómita 

Nuevas cuentas de cristal 
Nuevos colores de iris 
Llevan en sus manos 
La rama erguida 
Se viste de color 

Es un gran pulgar 
Que señala el firmamento 
Mosaicos y espejos 
Filigranas irisados 
Material de tierra 

Van trabajando a ocho manos 
Son cuatro en unión universal 
Y no se dan abasto 
Y viene nuevos a ayudar 
A suplir carencias 
Cerrar espacios 

Son menudos y vivaces 
Ojos rasgados y sonrientes 
Ella de fina mano pálida amarillenta 
Él su pelo negro 
Cascada endrina de selva 
Llevan en sus manos cuentas de oro 

Nuevas pieles cuarzo 
Y guijarros de río 
Y el crisol 
Nuevos elementos 

Y más personas vienen 
A continuar tapizando el árbol desnudo 
Que ya no es invisible 
Se van vistiendo 
Las ramas desnudas 
En oro en piedra 
En vidrio en color 
No hay hojas 

No hay brisa 
No hay estaciones 
Ni tormentas 
Ni lluvia 
Ni tiempo 
Todo se crea se Inicia 
Crece 

Se va instalando el amor 
Y se prende del dedo meñique de la rama 
Y la viste 
Y la envidia 
Y la lujuria 
Y la ira 
El enojo 
El odio 
El miedo 
Van cayendo con las hojas secas 
Las primeras incipientes 
Que nacieron en el árbol 
En el primer otoño 

Se forma la esperanza en el anular de la rama 
Y en el índice la virtud y la amistad 
Se van vistiendo 
Los dedos ramas 
Del árbol que ya es visible 
Y van naciendo nuevas hojas 
Y empieza la primavera 
Y se ve las ramas dedos 
Que son como una mano 
Que mira siempre hacia arriba 

Y llega el verano 
Con flores y frutos 
Que visten las ramas 
Con todos los colores 
Con todos los sabores 

Y viene el invierno blanco y puro 
Las primeras aguas 
Las primeras nieves 
El primer descanso 
Los hombres abajo dormitan 
Aliviados se sosiegan 
Del trabajo efectuado 
Y todas las razas 
Buscan más árboles invisibles 
Para continuar la labor 

el vagabundo

El Vagabundo. 

El vagabundo sube la cuesta dejando atrás una estela; un característico olor. 
A su paso la gente despotrica y profiere exclamaciones. 

Lleva una gran saco de color cenizo que hace juego con su gran barba de erizo, peluda y punzante, como las espinas un rosal, sus largos pelos se juntan en las puntas haciendo un escudo protector, dándole esa forma de erizo. 

El anciano vagabundo, sube y sube, camina y camina, se inclina a recoger algún objeto del piso, sus negros ojos con sus párpados manchados como mapache, miran inquisidoramente los objetos que recoge. 

Su saco contiene cosas muy extrañas: una bujía usada, vieja y oxidada de carro, algunas latas de aluminio; envases de cerveza y refrescos que tiran en la vía y arruinan la vista y el ambiente, y dan el aspecto de suciedad a la ciudad, un aspecto de descuido y dejadez. 

También tiene en su saco, algunos cacharros de plomo, tripas rotas de bicicleta, cuerdas viejas, velas de sebo, canicas, todo esto es su inventario. 

Pero tiene en custodia un tesoro, lo mas grande de sus tesoros; una pequeña muñeca, muy linda, de blonda cabellera, de labios rojos, carnositos, de grande ojos azules, y tersa piel; una variedad de plástico que imita muy bien a ésta. 

Esta vestida con un lindo corte, parece una modelito muy bien formada, se nota que es una juguete muy costoso. 

La tiene guardada hace varios días. La encontró tirada en la calle muy cerca del parque. 

Todos los días pasa por allí, en el diario recorrido de su vida, de andar, de subir y de recoger los objetos de supuesto valor del piso, cosa que vende para subsistir. 

Así vive, cerca del último puente de la calle de arriba, cerca del bosque, donde comienza la ciudad, donde un riachuelo cristalino viaja entre las piedras de la montaña de allá arriba haciendo remolinos a su paso, transportando las hojas secas de los grandes árboles, un gran pulmón vegetal. 

De allí toma su agua, todavía pura. La ciudad todavía no la ha contaminado. 

Entre el puente y el riachuelo hay una cerca y en ella una pequeña abertura 
que en forma de puerta, utiliza como entrada a su hogar. 

Un bosque de grandes árboles forman un túnel, hacen una gran sombra y un agradable clima. Hay un tronco muy grueso. Varios hombres no logran cercarlo con sus brazos abiertos, dentro de este tronco, hay una cueva; ésta es espaciosa, allí vive el viejo vagabundo; una palangana para el agua, un catre de cartón y una gran roca que hace de mesa, de silla, de repisa, de cabecera, son sus enseres. 

Afuera está un fogón; cuatro piedras, leña, y una parrilla de nevera vieja. 

Todos los días el solitario vagabundo camina por el parque escrutando con sus grandes ojos de mapache a la gente, a los niños... Siempre buscando, y mirando rostros. 

Un día, al fin encuentra lo que busca, se acerca a una dulce y solitaria niña, muy pequeñita y triste, parece que cojea. Si, es una niña con una pierna enferma, el vagabundo se acerca y las personas lo ven, se alarman, lo toman, lo golpean, lo zarandean, lo arrojan al piso. El rebullicio se oye como a tres cuadras del parque. 

Cuando llega la policía a imponer el orden y acallar el gran alboroto, en donde todos quieren correr, ir hacia allá, para así, golpear y patear el viejo vagabundo....... 

El viejo levanta su cuerpo todo magullado, alza sus manos encurtidas huesudas, con las uñas manchadas de negro, abre su saco y entrega a la niña la muñeca...... 

La niña sonríe de emoción, al fin logra reunirse con su compañerita de juegos, se le había perdido días antes, cuando la fueron a buscar 

el colmo

El Colmo 
Distraído, pensando de todo y en nada, montado en mi yegua y acompañado con mi hijo en otra, me despabiló una voz, que chillona y estentórea gritaba :”Bájense de la mula”. 
Inmediatamente mi imaginación voló y pensé.¡”Cual mula si estos son dos yeguas!. Dos muy bien cuidados corceles”. 

Unos de ellos, un muchacho con un pantalón a la rodilla y unos zapatos deportivos relucientes y unas medias blanquísimas, nos repitió “ Bájense de la mula.”. Se veían dos criaturas imberbes allá abajo.”Me dan todo el dinero que tienen en sus carteras” ladró de nuevo el otro de ellos. Apuntándonos con esas armas tan sui generis que me daban risa. 
Un par de chinas, Ligas, Hondas. Estoy atónito con la arrogancia de este par. 
No sé que otro nombre darles a este par de ligas que portan armados estos filibustanes cada una con soberana piedra. 

Mi hijo me observa, y yo a él. Lo miro y pienso” Le damos dinero a este par, hago encabritar el caballo y los atropello. Esto me pasa por no portar mi arma. Huir a galope y esperar una pedrada en la espalda. ¡Menudo lío!... 

Pero en todo momento esta situación tan especial me hace reir, apuntado por dos zagaletones y con esas armas ¡.Por Dios!.” 

Es el colmo de vivir en este pais, en donde estamos al amparo del hampa. Donde los ladrones pululan como moscas. Cuando se roba hasta los pegados de olla. 
¡Que baina!.” 

Casi le oía decir a ese par de filibusteros, como en la expresión de una película de Robìn Hood.”Bajaos de esas mulas y dadnos el dinero que portáis o seréis engarzados con nuestras armas.... 

El campo se ha contaminado. Aquí nunca hubo una refriega, ni reyerta ni robo; a sí una vez hace como diez años, el comisario puso preso en la sala de su casa por un día, a un señor que se robó una gallina..... ¡Fin de mundo! 

end................................................................................. 

"-Dime, ¿te gustaría vivir? 
-Sólo un necio puede hacer semejante pregunta —respondió el cimmerio con voz jadeante." 

Robert E. Howard, Nacerá una bruja